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DIBUJO A ROTULADOR DE RAFAEL ALBERTI - PALOMA DE LA PAZ - 1991 - GRAN TAMAÑO

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Dibujo a rotulador de Rafael Alberti. Paloma de la paz. En cuatro colores: azul, verde, rojo y amarillo; mas el marrón de la rama del olivo. Año 1991. Enmarcado. En muy buen estado. Medidas: con marco 82 por 62 centímetros; ventana 68 por 48 centímetros.

Rafael Alberti (1902-1999).

A quienes conocen la poesía de Rafael Alberti no ha de sorprenderles que su interés por el color y la pintura, tan presentes en sus versos, le llevara a realizar una obra pictórica propia que ha recibido amplio reconocimiento en las últimas décadas. No es tan conocido, sin embargo, que la pintura fue su primera vocación. Cuando llegó con su familia a Madrid, en 1917, su intención era la de estudiar dibujo y pintura. Más tarde se referiría en sus versos a lo que sentía en aquellos momentos: “Mil novecientos diecisiete./Mi adolescencia: la locura/por una caja de pintura,/un lienzo en blanco, un caballete”. Su verdadero aprendizaje lo hizo en el Museo del Prado, donde sus pintores preferidos eran Zurbarán y Goya. Vázquez Díaz, hombre atento y generoso con los jóvenes, le animó en su vocación y, por indicación suya, expuso algunos cuadros en el primer Salón de Otoño madrileño.

Aquellas obras, al igual que las pinturas y dibujos que presentaría en su primera exposición individual, celebrada en 1923, alcanzaban un alto grado de abstracción y se hallaban entre las más avanzadas de la pintura española del momento. Gouaches como Friso de las danzarinas, de 1920, y Friso rítmico de un solo verso, del año siguiente –éste plenamente abstracto–, son esencialmente ritmo, dibujo y color en armonioso movimiento. En 1923, cuando ha empezado a atraer la atención del núcleo de pintores y escritores jóvenes más inquietos, se revela con fuerza la vocación por la poesía, que se había manifestado a partir de 1921, y decide abandonar la pintura. Y habrán de pasar muchos años para que ésta reaparezca, ya en Buenos Aires, entre 1945 y 1947, contemporáneamente a la redacción de su libro A la pintura. “En estos últimos meses –escribía en Diario de un día– no me levanto ya para escribir, sino –¡quién lo diría, oh, heroicos madrugones de los tenaces dieciocho años!– para pintar [...] Mi primera y avasalladora vocación me llama hoy, al cabo de casi treinta años dormida, con persistencia de la que comienzo a tener miedo”.

Se inicia entonces una nueva trayectoria de su creación plástica que mantendría hasta sus últimos años. En Buenos Aires pinta, graba, ilustra libros y realiza numerosos dibujos, de modo que se justifica que, en 1962, poco antes de su regreso a Europa, la Asociación de Artistas Plásticos Argentinos le rinde un homenaje, y que ya en Roma, la Sociedad de Grabadores de Italia le nombre miembro de honor. Durante su estancia en la capital italiana se desarrolla con mayor amplitud e intensidad su creación plástica, sobre todo en el grabado, en diversas técnicas, el dibujo en color y la caligrafía de sus versos (“Yo soy –declararía en diversas ocasiones– un pintor chino que caligrafía sus versos”). De las numerosas carpetas de grabados realizadas en Italia cabe destacar X sonetos romanos (1964), Los ojos de Picasso (1966), Corrida (1970) y El lirismo del alfabeto (1970), la serie que, acaso, le representa mejor en esta vertiente de su arte.

En 1975, como anticipando su vuelta a España, presenta en la ciudad de Granada la carpeta Nunca fui a Granada, como homenaje a García Lorca. Ya en España, adonde regresa en 1977, prosigue su creación pictórica y gráfica, y recibe numerosos reconocimientos por esta ya larga actividad: exposiciones retrospectivas, publicaciones, cursos dedicados al estudio de su obra, así como su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Tanto en sus pinturas y dibujos como en sus grabados, litografías y scrigrafías destacan la importancia de un color de valores simbólicos y la manera como la línea se despliega y recorta las formas, todo ello en correspondencia con las intenciones y sentimientos que los había generado. Colores cálidos y fríos, al igual que rectas y curvas, se alternan, cruzan y contraponen, revelando el juego entre un carácter punzante y eventualmente agresivo y una visión optimista y positiva de la realidad que caracterizan tanto la pintura como la poesía de este gran creador.

 

avatar milkiway
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