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PAISAJE AL ÓLEO SOBRE LIENZO DEL PINTOR FERRAN MARTÍ
NACIDO EN SABADELL EN 1943
REALIZADO EN EL AÑO 1972
MEDIDA :
SIN MARCO 81 X 66 CM.
De niño soñaba tener un piano o una guitarra, pero los Reyes Magos de aquellos años iban un poco justos y solamente le pusieron una caja de acuarelas. Ferran tenía nueve años y pintaba sus primeros cuadros en los fondos de las cajas de fruta que le daban los dueños de la tienda de ultramarinos de su calle. Toda una vida dedicada a la observación de los tonos rosáceos de las paredes blancas durante una puesta de sol y la sutil transparencia de las sombras sobre los objetos, y es que«pintar al natural necesita muchas horas de vuelo para poder ver el lado pictórico de un paisaje.»
Afincado desde 1970 en Sant Cugat del Vallès, Martí dedica diez horas diarias a la pintura. A lo largo de su carrera ha alternado la pintura del natural con la pintura en el Taller. En los últimos años y tras pasar casi veinte saliendo cada mañana con su caballete a buscar el tema para pintar por los alrededores de su domicilio, decidió volver a pintar en el taller con el apoyo de apuntes y fotografías. Esto le ha permitido poder abordar cualquier lugar por lejano que sea (Cuba, Egipto, Marruecos…pero sobre todo rincones de Francia, país del que se confiesa enamorado, especialmente de la Provenza).
Muchos pueblecitos del vallés Occidental como Mura o Rellinars han sido escenario de su caballete, así como la comarca del Penedés donde también ha pasado años trabajando sus obras. Le gusta pintar paisajes humildes, rincones rurales, callejuelas perdidas que encuentra mientras se pasea, etc. Busca volúmenes y luces determinadas y cuando algún detalle llama su atención planta sus bártulos y pinta.
Puede pasar tres o cuatro años en un lugar plasmando todos sus aspectos. «Puedo pintar 15 ó 20 cuadros distintos de un mismo lugar dedicando una media de setenta horas por lienzo. Necesito tiempo para hacerme con el paisaje, para entrar en la luz del tema y de la forma de ser de las gentes del lugar. La pintura es como el amor. Para hacer algo interesante debes estar enamorado de lo que pintas. Si lo consigues, siempre acabas encontrando cosas nuevas que llamen tu atención»
El dominio de la luz es una de las características de su obra y ha sido muy elogiada por los críticos. «Me comparan con los paisajistas catalanes de principios del siglo XX y quizás si tengamos la misma filosofía: sacamos la inspiración del mismo lugar». La luz hace que la pintura de Ferran Martí sea fuerte, valiente, sincera y cálida a la vez.
De sus contemporáneos, clasificaciones estilísticas aparte, le gustan los buenos pintores, los que hacen una pintura sincera «y generalmente no son los que están en la cumbre».