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Lobezno y Nick Furia: Conexión Escorpio (Howard Chaykin, John Buscema...) / Marvel Gold - 2013


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Condition of the lot: Very Good (new or like new, without any signs of use)

LÍNEA: Marvel Gold || EDITOR: Panini Cómics España (Torroella de Montgrí, Girona) || GUION: Archie Goodwin, Tom DeFalco, Howard Chaykin || DIBUJO: Howard Chaykin, John Buscema, Shawn McManus || COLOR: Richard Ory, Barb Rausch, Gregory Wright, Gloria Vásquez || ILUSTRACIÓN PORTADA: Howard Chaykin || INTRODUCCIÓN: Raimon Fonseca || FORMATO: Rústica (tapa semirrígida con solapas), 176 pp. il. col., 29 x 19,5 cm || ISBN: 9788490244319 || EDICIÓN ORIGINAL MARVEL: «Wolverine/Nick Fury: The Scorpio Connection» (1989), «Wolverine: Bloody Choices» (1991) y «Wolverine & Nick Fury: Scorpio Rising» (1994).

Lobezno y Nick Furia siempre han sido representantes destacados de un sector del cómic superheroico un tanto más realista, gris y canalla. Veteranos de mil guerras (abiertas o encubiertas), supervivientes del sórdido mundo del espionaje, cínicos, malhablados y, con todo, las personas a las que cualquiera con dos dedos de frente querría tener guardándole las espaldas. En el mismo bando o frente a frente, estos compulsivos consumidores de puros han mantenido desde siempre una relación basada en el mutuo respeto y en la amistad. Cuando se han enfrentado bien podrían haberse dicho aquello de «no es nada personal pues son solamente negocios». Este volumen recopila las historias de tres de sus encuentros.

LA CONEXIÓN ESCORPIO

Es una historia de espías en la que sus autores homenajean claramente uno de los cómics más importantes de la Marvel de los años sesenta: las aventuras de un agente de SHIELD llamado Nick Furia realizadas por Jim Steranko. Aquellos cómics llevaron a la edad de plata la imaginería del cine de espías que, desde 007 contra el Doctor No, pasaba por ser uno de los géneros de referencia de la década. El propio título indica que vamos a encontrarnos con una historia que debe mucho al pasado de Nick Furia. Escorpio fue un villano de esa etapa memorable e irrepetible en la vida y milagros del veterano tuerto. La participación de Lobezno, en cambio, obedece a un socorrido truco narrativo empleado profusamente en las participaciones del mutante de garras de adamantium que, en esta ocasión, le embarcará en una incómoda alianza con Furia para enfrentarse a la amenaza que representa este nuevo Escorpio. No contento con tomar uno de los enemigos emblemáticos de la época de Steranko, el guionista Archie Goodwin decide contar una historia de espionaje al más puro estilo James Bond: escenarios repartidos a lo largo y ancho del globo terráqueo; cacharros manufacturados por inventores de tipo «Q»; secretos sobre secretos y un fin de fiesta trepidante. Nick y Logan serán los que ocupen el lugar destinado al endomingado agente de caballerosos modales.

Goodwin aprovecha la historia para hacer una interesante reflexión sobre el transcurso del tiempo, tanto desde la perspectiva de los lectores como desde la de los personajes. Como ya se ha dicho, los elementos principales de la historia están tomados directamente de la que podría considerarse la mejor etapa de las aventuras de Nick Furia como espía de SHIELD, pero, en el momento en que la novela gráfica vio la luz a finales de los ochenta, veinte años contemplaban los números que la componían. Un Nick Furia que, curiosamente, no había conseguido consolidar una posición en la primera división de la escudería marveliana, pero que en ese momento entraba al principio de una etapa especialmente fructífera.

Goodwin presenta a un Nick Furia que parece sufrir cada vez más los embates del tiempo. Puede que la química de Stan Lee y Jack Kirby le haya mantenido vigoroso, pero también el espíritu puede envejecer. Mientras él ha dedicado su vida a la consolidación de SHIELD y a convertirla en un arma bien afilada con la que combatir toda suerte de amenazas globales, algunos de sus camaradas han encontrado espacio y tiempo para formar una familia y ver crecer a la descendencia. Conforme pasan los años y las oportunidades (como la de cierta condesa que al principio de la novela da por terminada la larga historia de amor que le unía a Nicholas) el coronel se pregunta hasta qué punto su decisión fue la adecuada. Puede que de cara al exterior siga mostrando el mismo gesto adusto y echando el mismo aliento a cigarro, pero en su interior algo se remueve. Ralentizado, el tiempo sigue transcurriendo de forma inexorable y Furia siente cómo el mundo, aún aquél que ha construido, le está dejando atrás. Una nueva generación de agentes –presumiblemente surgida de las cenizas de la miniserie «Nick Furia contra SHIELD»– desconoce el glorioso y ominoso pasado de la organización. Cuando el nombre de Escorpio sale a la luz, el jefe de la organización se siente todavía más desplazado. Sigue siendo aquel sargento chusquero que dirigía un comando de operaciones durante la Segunda Guerra Mundial y sus métodos de acción directa parecen desfasados en comparación con las nuevas técnicas que implican el uso de sofisticadas computadoras. Asumir la misión de descubrir quién lleva el manto del escorpión supone para él la doble misión de probar su temple y descubrir si aún es posible tener algo parecido a una familia.

«La Conexión Escorpio» fue la quincuagésima novela gráfica publicada por Marvel. Su ilustrador, el dibujante Howard Chaykin, era presentado como el nuevo 'enfant terrible' de la industria estadounidense. Aunque llevaba desde los setenta trabajando para Marvel y DC, fue en la segunda mitad de los ochenta cuando vieron la luz algunas de sus obras más recordadas y polémicas como «American Flagg!» o «Black Kiss». Su estilo de dibujo, que entonces se podía considerar original, parece actualmente estancado en la repetición de unos patrones cada vez más superados. Mismas caras, mismas poses, mismos diseños… desde el punto de vista gráfico Chaykin no es ni sombra de lo que fue, pero en este trabajo se puede disfrutar de su mejor versión.

DECISIONES SANGRIENTAS

Esta novela gráfica presenta a Lobezno y Nick Furia envueltos en una trama en la que el director de SHIELD debe proteger a Bullfinch, un traficante internacional de drogas que quiere entregarse a la justicia y delatar al cartel para el que trabaja. El problema para el coronel, es que Lobezno quiere matar al traficante para vengar los abominables crímenes que cometió, concretamente el abuso y asesinato de menores. Las obligaciones morales de cada uno de ellos harán que se enfrenten para determinar el destino del delincuente.

Tom DeFalco, que por aquel entonces ocupaba el cargo de editor jefe de Marvel, apuesta por un guion bastante directo en el que los protagonistas deben enfrentar sus códigos éticos y sentidos del deber. Nick Furia ha de proteger a un criminal que desprecia porque sabe que así puede salvar la vida de muchos y como miembro de un organismo oficial su deber está del lado del bien mayor. Lobezno va tras el mismo criminal porque su sentido ético le dicta que un monstruo como Bullfinch no puede andar suelto y porque debe pagar por sus crímenes. Lobezno no se mueve por un bien mayor sino por saldar una deuda de sangre. Ambos personajes deben afrontar a lo largo de la historia múltiples decisiones donde se pondrá en la balanza lo «correcto» con lo que les dicta su particular sentido del deber, y teniendo en cuenta el mundo en el que se mueven Furia y Lobezno, estas decisiones acaban teniendo un precio que se paga en sangre.

La historia que presenta la obra toca temas, como el abuso de menores, que en 1991 eran impensables desarrollar en la serie regular de Lobezno, por lo que el formato de novela gráfica era ideal para una historia como esta. Esto también permitió que la violencia mostrada estuviera por encima de lo que era habitual, algo que queda perfectamente patente en la crudeza de las luchas y en el lastimoso final de Bullfinch. Por suerte, DeFalco no aprovecha la circunstancia para abusar de la violencia y toda la que muestra está justificada por la trama y el carácter de sus protagonistas. Aunque el relato esté narrado desde el punto de vista de Lobezno, ambos personajes quedan bien retratados y da gusto leer una historia donde se muestre tan bien a Nick Furia y Lobezno como los tipos duros con código ético que son, y donde más destaca este apartado es en las escenas que comparten los dos tanto las de pelea como las conversaciones donde el guionista.

Sin duda, uno de los puntos fuertes de esta novela gráfica es su dibujante, el gran John Buscema el cual hace honor a su apodo y a su fama con un trabajo excelente. Hay que tener en cuenta que cuando Buscema realizó esta obra ya tenía más de 60 años y que llevaba más de 30 años dibujando cómics, pero aún así dejó claro que podía demostrar un par de cosas a las nuevas generaciones. Para empezar decidió entintarse a si mismo, lo que hace que el resultado final sea obra íntegra del dibujante y se pueda apreciar mejor la técnica de este maestro del noveno arte. Gracias a esta decisión se puede comprobar cómo el trazo clásico de Buscema está emparentado con el estilo de Will Eisner, con sus figuras en poses dinámicas y fluidas, expresiones faciales marcadas, una narrativa clara y una composición de página al servicio de la historia. También encontramos un excelente trabajo de entintado donde se hace un muy buen uso de las sombras y los contrastes entre la luz y la oscuridad.

Esta historia también permitió al mayor de los Buscema quitarse una espinita que tenía clavada desde que se encargará de los lápices de los primeros números de la serie regular del mutante canadiense, ya que le permitió dibujar al personaje enfundado en su habitual (en aquella época) uniforme marrón y negro que él casi no pudo dibujar debido al tipo de historias que planteó Chris Claremont en aquella serie. El resultado no podía ser más espectacular.

Esta novela gráfica es un ejemplo estupendo de cómic de tipos duros con sabor clásico, realizado con talento y con protagonistas sobrados de carisma. Sin duda, una excelente elección para complementar este tomo Marvel Gold, aunque la historia no tenga que ver con Escorpio.

LA REBELIÓN DE ESCORPIO

Esta historia se podría ver como una continuación de «La Conexión Escorpio» e incluso cuenta con la participación de Howard Chaykin, ahora en el guion, pero lo único que comparten son los personajes protagonistas y poco más. El responsable del dibujo es Shawn McManus, un profesional que empezó su carrera en los años 80 y que en los 90 se contagió del estilo Image. A lo largo de las páginas de la historia podemos comprobar un catálogo de todo lo que se supone que tenía que aparecer en un cómic de los 90: tipos hipermusculados y desproporcionados de cabeza pequeña, pistolones y muchos dientes apretados. Todo un despropósito artístico si lo comparamos con las otras dos historias que aparecen en este tomo y un recordatorio de por qué se critica tanto aquella época.

En esta pretendida secuela de «La Conexión Escorpio» encontramos a un Howard Chaykin en horas bajas que perpetra un guion tópico. Aparte de su persona, lo único que tienen en común esta historia y la anterior es la presencia de Lobezno y Nick Furia, así como la recuperación del atuendo y armas de Escorpio.

Ambientada en Carpasia, el socorrido país europeo de cartón piedra que solamente los estadounidenses son capaces de concebir (con versión «post caída del telón de acero», pues estábamos en los noventa), fue originalmente publicada en un formato en boga en aquellos tiempos como era el tomo prestigio.

Vemos aquí a Mikel Furia, hijo de Nick Furia, convertirse en el nuevo Escorpio para ir a salvar la recién conquistada democracia de su país, amenaza por un golpe de estado tras el cual está la organización terrorista Hydra y Baltazar Pavel, un príncipe absolutista en el exilio.

SUMARIO

  • «Rivalidad asegurada», por Raimon Fonseca.
  • La Conexión Escorpio.
  • Decisiones sangrientas.
  • La rebelión de Escorpio.
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From 24/05/2012
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