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EN CUANTO A SU ESTADO, ME REMITO A LAS FOTOGRAFÍAS -EN BUEN ESTADO, A PESAR DE SU ANTIGUEDAD-.
ÓLEO SOBRE LIENZO. CÍRCULO DE SALVADOR MAELLA, FINALES S. XVIII-SAN JOSÉ CON EL NIÑO-. DIM.- 83x63 CMS
CÍRCULO DE MARIANO SALVADOR MAELLA. DICHO LO ANTERIOR, CON EL DEBIDO RESPETO, E INDICANDO QUE PARA ASEVERARLO SE NECESITARÍAN PRUEBAS COMPLEMENTARIAS COMO ANÁLISIS DE PIGMENTOS, PRUEBA DEL CARBONO 14, RADIOGRÁFICAS, ETC...
POR TANTO, NO PUEDO CERTIFICAR DICHA ATRIBUCIÓN A NO DISPONER DE LAS REFERIDAS PRUEBAS COMPLEMENTARIAS, PERO SEGÚN MI CRITERIO ME REAFIRMO EN LO MANIFESTADO.
APARECE CATALOGADO EN MAYO DE 1964 COMO ESC. DE MAELLA POR LA SALA PARES DE BARCELONA. PERO REITERO, QUE MI CRITERIO ES QUE PERTENECE AL CÍRUCULO DE MAELLA.
IDEAL PARA MUSEO, CULTO RELIGIOSO O PARA INVERSORES EN ARTE.
EN CUANTO A SU ESTADO, ME REMITO A LAS FOTOGRAFÍAS -EN BUEN ESTADO, A PESAR DE SU ANTIGUEDAD-.
Círculo de Salvador Maella, Valencia, fin. s. XVIII.
“San José con el Niño”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 67 x 50 cm el lienzo; 83 x 63 cm (marco).
Las características técnicas que en esta obra hallamos, son muy cercanas a las del artista Salvador Maella. De paleta vaporosa, colorido vivaz y cercano al estilo rococó dieciochesco, nos encontramos ante la temática religiosa de San José con el Niño. Centrando la composición, aparece la figura de San José ataviado con una túnica azul cubierta por un manto dorado con brocados, además de acompañarle el bastón florido que caracteriza al santo nimbado. Su mirada, tranquila y serena, se posa ante Jesús, a quien sostiene entre sus brazos y que, a diferencia de su padre terrenal, dirige su mirada hacia fuera del cuadro, nos mira directamente. Esta técnica, ha sido utilizada es numerosas ocasiones por los artistas cuando pretendían hacer llegar de manera directa un mensaje, intención o reflexión al espectado, involucrándolo directamente en la escena representada.
Jesús, semidesnudo y recogido entre un paño de pureza, aparece sosteniendo una bola de cristal como orbe sagrado, mientras que, con su mano derecha, apunta hacia el cielo haciendo referencia al mensaje divino que trae.
Esta composición se apoya en una gama de tonalidades frías y cálidas bien conjugadas, al mismo tiempo que se distribuye el peso de las figuras en forma de “X” proporcionando una impresión dinámica subrayada por todos los personajes componentes de la escena, lo que nos lleva a fijarnos en los querubines ubicados en el ángulo superior derecho.
Pintor, grabador e ilustrador, Maella inició su formación en Madrid, en el estudio de dibujo del escultor Felipe de Castro. Posteriormente continuará sus estudios en al recién creada Academia de San Fernando, donde tuvo como maestro a Antonio González Velázquez, de quien aprendió los elementos del barroco tardío dieciochesco. Tras completar sus estudios y después de haber ganado varios certámenes de la Academia, se trasladó a Roma en 1757. Allí inició su carrera profesional, siguiendo el estilo barroco de su maestro. Sin embargo, al regresar a Francia entró en la órbita de Anton Raphael Mengs, dejando atrás definitivamente la influencia barroca. A partir de entonces desarrollará una importante labor de fresquistas en la decoración del Palacio Real de Madrid y en otros sitios reales. En 1774 fue nombrado pintor de cámara, y desde entonces compaginará su servicio al rey con su puesto en al Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, donde era responsable de la supervisión del trabajo de los pintores jóvenes. Fue asimismo miembro de mérito de la Real Academia de San Fernando desde 1765, y en ella sustituyó a Mengs como profesor desde 1769, para finalmente ser nombrado director en 1772. En la cima de su carrera, Carlos IV le concedió en 1799 el título de primer pintor del rey, compartido con Goya. Actualmente Maella está representado en el Museo del Prado, la colección del Patrimonio Nacional, el Museo Metropolitan de Nueva York y el de Bellas Artes de Valencia, entre otros.
SALUDOS