ANTIGUO PLAFÓN RELIGIOSO DE LA VIRGEN DE MONTSERRAT, EN BRONCE, DE FINALES SIGLO XIX - PPIOS. XX.

Una maravilla y una auténtica rareza, exclusiva para los coleccionistas amantes de la imaginería religiosa. Se trata de un plafón muy antiguo representando a la Virgen de Montserrat o Moreneta, realizado en bronce repujado y cincelado, rodeada de la Escolanía de Montserrat, siendo la composición en bajorrelieve y de una gran hermosura.

En la parte inferior se halla un recipiente en filigrana de latón, apto para colocar un velón que ilumine todo el conjunto. Es decir, no es una benditera, sino un plafón ornamental y para uso litúrgico.

El medallón de bronce está insertado en una base de mármol coronada por una simbología mariana flanqueada por cuatro piezas de cristal verde pulido, en forma de cabujón. Asimismo, el mármol está adornado con diversas aplicaciones de latón de una gran belleza.

A su vez, el mármol está anclado sobre una superficie de madera, cuya trasera tiene dos orificios para poder colgar en una pared.

Las dimensiones son también muy singulares: 45 cms. de altura y 22´5 cms. de ancho. Pesa, aproximadamente, 2 Kg.

El estado de conservación general es bueno, si bien el mármol presenta un cierto desgaste y manchas, acorde al uso y antigüedad. Se observa también algún agujero de carcoma, aunque ésta se eliminó hace años.

Coste del envío a Península: 11 euros. Para otros destinos, se ruega consultar.

La Virgen de Montserrat, conocida popularmente como "La Moreneta" (la Morenita), es la patrona de Cataluña y su imagen se venera en el Monasterio de Montser para los turistas. La Virgen está realizada en madera de álamo blanco, original del siglo XII, y pesa 17 kilos. En sus orígenes, la Moreneta era, pues, blanca, pero la talla se oscureció a partir del siglo XVI, porque el plomo que contenía la pintura blanca de su cara se ennegrecía y fue repintada entonces de un color castaño oscuro. Posteriormente, a comienzos del siglo XIX, fue pintada de negro, que es la imagen actual de la popular Virgen catalana. El ambiente cargado de humo de la iglesia de Montserrat, el incienso y el aliento de los numerosos peregrinos que besaban la imagen fueron otras de las causas que contribuyeron a que la Virgen se fuera ennegreciendo en sus primeros cuatro siglos de existencia.