Conjunto de tres puntas de flecha de bronce originales, datadas en torno al 800 a. C., pertenecientes a la cultura Luristán, célebre por su maestría en la fabricación de armas durante la Edad del Bronce. Estas piezas fueron creadas por artesanos expertos que sirvieron brevemente a ciudades-estado griegas y otras potencias de la época.
Las puntas presentan una hermosa pátina verde azulada, resultado de siglos de oxidación natural, y se conservan en excelente estado. Cada una tiene forma y tamaño distintos, lo que refleja su uso específico y evolución técnica.
Medidas aproximadas: 2 puntas de 40 mm / 1 punta de 80 mm
Material: Bronce original con pátina arqueológica
️ Incluye expositor de madera artesanal
Documentación: Certificado de autenticidad, procedencia y factura de galería
Procedencia documentada
Estas piezas son comparables a las que se exhiben en museos arqueológicos internacionales. Son artefactos que dieron forma a la historia de la humanidad, y representan una oportunidad única para adquirir objetos originales con alma, historia y autenticidad.
Ideal para coleccionistas de antigüedades, museografía, decoración con historia o amantes de la arqueología.
IMAGINEMOS JUNTOS LA ULTIMA IMAGEN:
En las montañas escarpadas hace casi mas de 3000 años, de lo que hoy es Irán occidental, un hombre se mueve con sigilo entre la maleza. Su cuerpo está curtido por el sol y el viento. Lleva una túnica de lana áspera, ceñida con un cinturón de cuero trenzado, y en sus pies, sandalias primitivas hechas con fibras vegetales y piel de cabra.
Sobre su espalda cuelga un carcaj de cuero, lleno de flechas con puntas de bronce como las que pueden ser tuyas: afiladas, con barbas laterales para evitar que se retiren fácilmente del cuerpo del animal. No son armas de guerra, son herramientas de supervivencia.
Este cazador pertenece a la cultura Luristán, conocida por su dominio de la metalurgia. Él no solo usa estas flechas: probablemente las ha forjado él mismo, o las ha recibido de un artesano de su clan. Las ha templado al fuego, las ha pulido con piedra, y las ha atado a varas de madera recta con tendones de animal.
Está cazando ciervos de montaña, jabalíes o gacelas, animales que se movían por los valles y que eran esenciales para la alimentación, el abrigo y los rituales de su pueblo. Cada flecha representa una oportunidad, pero también un riesgo: fallar significa hambre.
Su mirada es concentrada, su respiración controlada. Se mueve como parte del paisaje, entre rocas y arbustos. El silencio es su aliado. Cuando dispara, lo hace con precisión milenaria.
Luristán, Edad del Bronce, puntas de flecha antiguas, bronce arqueológico, cultura persa, antigüedades originales, colección privada, expositor incluido, certificado autenticidad, estigiart, artefactos históricos, arqueología coleccionable