Uno de los éxitos de la temporada literaria de 1967 fue el Diario de una vida breve de Juan Manuel Silvela Sangro. Lo apoyaron algunos de los nombres de más peso en el Madrid intelectual de aquel momento. Julián Marías le escribió un iluminador y emotivo prólogo en una entusiasta reseña Guillermo Díaz-Plaja elogió la naturalidad del estilo y la delicada sensibilidad del escritor mientras que Federico Sopeña lo consideraba un documento de la vida musical de Madrid indicativo además de ciertas nuevas actitudes religiosas políticas y culturales en pleno franquismo.