250 PAGINAS Desde que en 1931 un grupo de socios del Círculo Mallorquín arrojara al mar un ejemplar de Mort de dama por no arrojar a su autor y que el asunto derivase en los sótanos del Gobierno Civil la obra literaria de Lorenzo Villalonga se convirtió en otros emblema de la panoplia de vicios y virtudes de una sociedad provinciana y en cierto modo decimonónica.