A sus cuarenta y siete años Moses Herzog profesor universitario de cierto prestigio y acreditado espíritu crítico en materia intelectual afronta algo que creía del todo imposible: un nuevo fracaso matrimonial. Dominado por la necesidad de explicarse de expresarse de justificarse de ponerlo todo en perspectiva de aclararse de corregirse devorado por el odio y una voraz ansia de venganza empieza a escribir a amigos parientes y conocidos a los más renombrados inquisidores del alma humana y en su desesperada búsqueda de sentido incluso al mismísimo Dios aun cuando sabe que sus palabras no son sino un desesperado intento de reconstruir el mundo su mundo en ruinas.