Una mañana tras un sueño intranquilo Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto. Estaba echado de espaldas sobre un duro caparazón y al alzar la cabeza vio su vientre convexo y oscuro surcado por curvadas callosidades sobre el que casi no se aguantaba la colcha que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo.