Descendiente de una larga dinastía de guerreras y cruzadas Marie es demasiado ruda y rebelde para la vida palaciega por lo que acaba siendo expulsada de la corte y enviada a los lodazales de Inglaterra para que asuma el rol de priora de una abadía venida a menos. Al llegar encuentra un panorama desolador donde reinan la inanición y el chismorreo. Marie añora la comodidad de la corte francesa y también a su amante secreta Cecily. Sin embargo al poco tiempo se dará cuenta de que sus nuevas obligaciones le otorgan más poder del que jamás habría imaginado un acceso a los conocimientos sobre plantas medicinales y su propio sello de lacre para la correspondencia que le permitirá cartearse confidencialmente con quien quiera.