Los crinoideos son los equinodermos vivientes más antiguos que se han descubierto hasta ahora, abundantes en la era del Paleozoico. Su nombre científico es Crinoideos, formando parte de la clase Crinoidea, filo Echinodermata. Comúnmente se les conoce como lirios de mar por las ramificaciones de sus brazos. De hecho, la palabra crinoidea viene del griego κρίνων krínon, “lirio” y ειδος eidos, “forma“; es decir, forma de lirio. También reciben el nombre de “estrellas con plumas”, y en la actualidad aún sobreviven unas 600 especies, aunque solo unas 80 de ellas corresponden a los lirios de mar. La mayoría de los crinoideos están anclados al fondo del mar por un tallo o pedúnculo flexible, de sección pentagonal o circular, y hecho de numerosas placas discoidales llamadas columnales. En la parte superior del tallo hay una copa o cáliz abultado, al cual van sujetos los brazos, que se utilizaba para filtrar comida del agua. Normalmente, poco después de la muerte, todo el esqueleto se descomponía en pequeñas placas separadas llamadas osículos. Por contra, los crinoideos bien conservados son fósiles raros v bellos. El pedúnculo de fijación de los crinoídeos está formado por la superposición de numerosos artejos o entronques, de forma circular/ cilindrica, estrellada o cuadrada y perforados en el centro. Los artejos de estos animales están recubiertos por un fino tejido y presentan discos intercalados que confieren elasticidad al pedúnculo. Al morir los pedúnculos se desarticulan y los artejos quedan libres.