Tranvía urbano de Bilbao (1884) Emisión total: 900 acciones



Condition of the lot: Good (just a few signs of use)

Acción de 500 pesetas de la Compañía del Tranvía Urbano de Bilbao. Fechada en 1884. Emisión total: 900 acciones. La primera concesión para el establecimiento de un tranvía en Bilbao fue otorgada el 18 de agosto de 1872 a D. Juan González Lavín, vecino de Gordejuela, y a D. Juan M. Morales, residente en Madrid. Ambos proyectaban construir una línea con origen en los bilbainos muelles de La Sendeja y destino en Algorta (Guecho), utilizando en el arrastre de los vehículos el denominado motor de sangre, es decir, mulas y caballos, tracción predominante en los tranvías de la época.Sin embargo, a los pocos meses de aprobarse este proyecto pionero, estalló la segunda guerra carlista, hecho que imposibilitó el comienzo de las obras. Finalizado el conflicto en 1875, la concesión pasó a manos de un grupo de comerciantes de la villa, entre los que destacaban D. Juan Amann Palme, D. Juan Aburto Azaola, D. Eusebio García Lejarraga y D. Emiliano Amann Palme. Los nuevos concesionarios emprendieron de inmediato las obras de construcción, bajo la dirección del ingeniero D. Laureano Santa María. Un año después, concretamente el 9 de septiembre de 1876, se inauguró con gran solemnidad el nuevo tranvía en el trayecto comprendido entre Bilbao y Zorrozaurre, punto en el que se establecieron las cocheras de la línea. Poco después se prolongó el servicio hasta Algorta. Con el objeto de mejorar la gestión, en 1879 los propietarios del tranvía se constituyeron en sociedad anónima bajo la denominación de Compañía del Tranvía de Bilbao.
Y mientras en la Margen Derecha de la Ría del Nervión inauguraban su tranvía, en la Izquierda surgieron diversas iniciativas para establecer una nueva línea. De entre ellas, fue la del vecino de Sestao, D. José Zardaín, la que obtuvo, el 9 de octubre de 1876, la concesión de un tranvía, también de tracción animal, con origen en la bilbaina plaza de San Nicolás y final en Santurce. Para su construcción y explotación se constituyó, el 21 de septiembre de 1881, la Sociedad del Tranvía de Bilbao a Santurce. El mapa tranviario de Bilbao se completó con las concesiones otorgadas a D. Miguel Atristraín para la construcción de diversas vías que partiendo de los muelles de la Ría se ramificaban por las calles de la Villa enlazando con la estación del Ferrocarril de Bilbao a Tudela en Abando. El objetivo prioritario de estas líneas era el transporte de mercancías, al contrario que en los tranvías de Algorta y Santurce, cuya vocación se orientaba fundamentalmente al servicio de viajeros. El Ayuntamiento de Bilbao otorgó las primeras autorizaciones a Miguel Atristraín el 11 de mayo de 1876. Siete meses después, una Real Orden, con fecha de 19 de diciembre, sancionó definitivamente los derechos de este concesionario. Sin embargo, el proceso de establecimiento de las líneas urbanas fue muy lento, por lo que en 1880 surgieron nuevas iniciativas para la implantación de tranvías en las calles de la Villa. Sus impulsores, entre otros la Compañía del Tranvía de Bilbao, propietaria del Tranvía de Algorta, consideraban que Atristraín había incumplido las exigencias de la concesión, al no haber concluido la instalación de sus vías en el periodo previsto. En su defensa, Atristraín alegó las dificultades de todo tipo que debía superar, entre ellas la construcción por parte del municipio del puente del Arenal. Estas justificaciones fueron acepta-das por el Ayuntamiento de la Villa con lo cual rechazó las nuevas propuestas y permitió al concesionario proseguir con el lento desarrollo de su red. Las líneas urbanas construidas por Miguel Atristraín, cuyo ancho de vía era de tan sólo 750 mm., incompatible por tanto con las líneas de Bilbao a Algorta y a Santurce, fueron adquiridas por la Compañía del Tranvía Urbano de Bilbao, fundada el 12 de Mayo de 1884 por un grupo de comerciantes de la Villa. En aquel momento, las líneas propiedad de Atristrain alcanzaban una longitud de 7.350 metros y transcurrían por Achuri, la Ribera, los muelles de la Ría y la estación de Abando. La nueva empresa mantuvo en sus primeros años la misma dinámica que en el periodo en el que las líneas urbanas fueron explotadas bajo la dirección de Miguel Atristraín, dedicándose en exclusiva al transporte de mercancías. Sin embargo, a partir de 1887 se estudió la posibilidad de aprovechar su red viaria para el establecimiento de servicios de viajeros, por lo que, tras las gestiones oportunas, el 18 de abril de 1888 se obtuvo la necesaria autorización administrativa, abriendo con ello una nueva etapa en la vida del modesto Tranvía Urbano. 

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