Al estallar la IIGM Suiza se movilizó en tres días para una posible invasión bajo las órdenes del general Henri Guisan. El país fortificó sus posiciones defensivas y el ejército creció a más de 500.000 hombres. El estado mayor alemán diseñó un plan para invadir el país, la Operación Tannenbaum, pero Adolf Hitler nunca lo autorizó.