A principios de 1944 dos hombres excepcionales son arrestados por la Gestapo y confinados en una misteriosa fortaleza alemana. Uno es François Branier, miembro de la resistencia, médico y venerable maestro de una logia masónica heredera de los constructores de catedrales. El otro fray Benoit, monje Benedictino y radiestesista, miembro también de la Resistencia.