El cuerpo de desenterrado, conseguido por Pedro gracias al "año de pasión" entre las fieras funcionariales, pedía urgente un recompuesto. Apenas había comenzado cuando cayó sobre el planeta el COVID. Este desastre le empujó a retomar la pluma para fijarlo y, de paso, aliviar las muchas cuitas acumuladas hasta ese momento. Aún metido en las azarosas aguas de la asistencia social, Pedro braceó en diversas direcciones, según soplaban los vientos asistenciales. La idea, decían, era la de arribar a alguna playa ocupacional remunerada, en la que disfrutar del "dulce" clima asalariado...
23 x 15,4 cms
224 pags.