Aprincipios del siglo veintiuno, y obligados por una ola de terrorismo a buscar una alternativa al transporte aéreo, los Estados Unidos emprenden la perforación del túnel más largo del mundo por el que deberá circular un tren-bala de alta velocidad. Un tramo de importancia capital está a punto de terminarse por debajo del lago Michigan en lo más crudo del invierno.Los obreros que excavan bajo las aguas heladas no saben que se están utilizando datos geológicos falseados. Pero los dirigentes de la empresa sí lo saben. Ya obraron así en otra ocasión a costa de muchas vidas. Y con el fin de cumplir su contrato para el proyecto más espectacular de la historia, están dispuestos también esta vez a seguir adelante, caiga quien caiga