Romano, Julio.
Weyler : el hombre de hierro
Madrid : Espasa-Calpe, 1934.
Rustica, 221 pag. [2] h. de grab. 20 x 13 cm. Vidas españolas e hispanoamericanas del siglo XIX ; 44.
Valeriano Weyler y Nicolau (Palma de Mallorca, 17 de septiembre de 1838-Madrid, 20 de octubre de 1930), i duque de Rubí, i marqués de Tenerife y grande de España, fue un militar y político español. Profusamente condecorado, hacia 1890.
El 16 de agosto de 1861, la República Dominicana solicitó la anexión a España, promovida por Pedro Santana. Se le condecoró con la Cruz Laureada de San Fernando por su actuación en la acción del río Haina, en Santo Domingo, donde al mando de una tropa de 150 hombres, defendió con éxito la posición durante tres días contra 500 asaltantes, retirándose finalmente sin abandonar muertos, heridos ni material.
En 1878, a la edad de cuarenta años fue nombrado teniente general por sus servicios a la corona durante la última de las Guerras Carlistas. Estuvo al frente de las capitanías generales de Canarias, Cataluña, Vascongadas y Baleares. En 1883 fue nombrado capitán general de Filipinas, permaneciendo en el cargo hasta 1891.
Nombrado por Real orden de 15 de marzo de 1888, acudió a un territorio extenso y de difíciles comunicaciones, con régimen de monopolio. Hasta la década de 1830, la única comunicación era el galeón de Manila.
Nombrado capitán general de Cuba en febrero de 1896 por Cánovas del Castillo, sustituyó al general Martínez-Campos, con órdenes de zanjar los intentos independentistas. En el breve período que ocupó esta capitanía general intenta frenar la lucha de los independentistas en el occidente, y durante su mandato cae en combate, en la provincia de La Habana, el lugarteniente general del Ejército Libertador Antonio Maceo, pero a pesar de esto los "mambises" cubanos siguieron siendo fuertes en el oriente de la isla, donde las largas campañas de verano destruyeron las fuerzas españolas al son de las enfermedades y las tácticas de cargas al machete del general Máximo Gómez, jefe militar máximo de los independentistas, para entonces Weyler ordenó la concentración de la población rural del occidente cubano en núcleos urbanos que se convirtieron en campos de concentración, hecho conocido en la historia como la Reconcentración de Weyler.
Durante su carrera militar, el general Weyler tuvo que hacer frente a insurgencias en Santo Domingo, Filipinas y Cuba. Además de su acción práctica como mando, fue de los pocos que en España se preocuparon por desarrollar métodos y tácticas para la guerra irregular.
La concentración de poblaciones en lugares determinados, las trochas y otras innovaciones, inicialmente aplicadas durante la guerra de Secesión por los generales Sheridan y Hunter cuando devastaron completamente el valle de Shenandoah y por el también general Sherman al arrasar Georgia y Carolina del Sur, fueron fielmente copiadas y seguidas en otros conflictos como Horatio Kitchener en las Guerras de los Bóeres o la Wehrmacht en la Segunda Guerra Mundial. La diferencia entre estas tácticas estriba en que en América hubo auténticos campos con ganado y cultivos. Se lo cita comúnmente en la prensa estadounidense como el "Carnicero"Weyler.