Joaquín Antonio Del Camino.
Obras de san Cypriano ...
traducidas al castellano, y esclarecidas con notas, y la vida del santo. Parte primera.
Valladolid, Arámburu y Roldán, 1807.
21 x 16 cm. CXXX + 412 pag. Plena piel época con doble tejuelo y ruedas doradas. Manchas de agua.
Joaquín Antonio de Camino y Orella (San Sebastián, 13 de julio de 1754-Lugo, septiembre de 1819) fue un religioso, historiador y traductor español.
Nació en San Sebastián en 1754. Además de traducciones al español de trabajos de Cipriano de Cartago, entre sus obras se cuentan una Historia civil-diplomática-eclesiástica antigua y moderna de la ciudad de San Sebastián y el artículo correspondiente a San Sebastián del Diccionario geográfico histórico de las Provincias Vascongadas y Navarra. Canónigo de la catedral de Lugo, falleció en aquella población en septiembre de 1819. Desde 1866, una calle de su ciudad natal lo honra con su nombre.
Cipriano de Cartago
Tascio Cecilio Cipriano (en latín, Thascius Cæcilius Cyprianus; c. 200 - 14 de septiembre de 258) fue un clérigo y escritor romano, obispo de Cartago (249-58), santo y mártir de la Iglesia. Autor importante del Cristianismo primitivo de ascendencia bereber, muchas de cuyas obras en latín se han conservado. Nació alrededor de principios del siglo III en África del Norte, quizás en Cartago, donde recibió una educación clásica. Poco después de convertirse al cristianismo, se convirtió en obispo en 249. Una figura controvertida en vida, sus fuertes habilidades pastorales, su firme conducta durante la herejía novaciana y el brote de la plaga, y martirio en Cartago reivindicaron su reputación y demostraron su santidad a los ojos de la Iglesia. Su hábil retórica latina le llevó a ser considerado como el escritor latino más destacado de la Cristiandad occidental hasta Jerónimo y Agustín de Hipona. La peste cipriana recibe su nombre de él, debido a su descripción de ella y su eventual martirio en Cartago consolidaron su reputación y demostraron su santidad a los ojos de la Iglesia.
Su hábil retórica latina le llevó a ser considerado el escritor latino más destacado del cristianismo occidental hasta la llegada de Jerónimo y Agustín.