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ºAurelio Boza Masvidal. Nacido en Puerto Príncipe el 28 de noviembre de 1900, era vástago de una familia de notables patricios camagüeyanos entre los que se destacaban varios veteranos de las guerras de independencia. Como su padre deseaba que estudiase Farmacia para que se hiciera cargo de su propio establecimiento, el joven matriculó esta carrera y a la vez la de Filosofía y Letras en la Universidad de la Habana, aunque sus tempranos éxitos como hombre de letras le permitieron echar a un lado la profesión farmacéutica.
Nunca se alejaría del Alma Mater. A partir del 1 de abril de 1921 comienza allí su labor como Ayudante Graduado de Filología y Lingüística, para impartir la disciplina de Fonética, establecida en la institución por iniciativa del Dr. Juan Miguel Dihigo y Mestre, luego imparte Teoría de la Literatura y por fin, en 1926, en medio de circunstancias críticas para la Nación y para la Universidad, conmocionadas con el giro dictatorial del gobierno de Gerardo Machado, logra cumplir un sueño: inaugurar el Seminario de Literatura Italiana.
Por estos años, el joven docente complementa sus conocimientos, adquiridos de manera prácticamente autodidacta, con un viaje de estudios a Europa, no sólo puede conocer la tradición italiana en sus propios escenarios sino recibir información ordenada y sistemática en la Reale Universita Italiana per Stranieri de Perugia. En el curso 1929-1930 había establecido de su propio peculio el premio anual “Boza Masvidal, de Historia de la literatura Italiana”, consistente en un diploma de honor y 50 pesos, por el que podían optar todos aquellos estudiantes de la disciplina que hubiesen obtenido la calificación de sobresaliente y que se mantuvo hasta su muerte.
Sus proyectos tenían habitualmente una apariencia humilde y una persistencia asombrosa, así ocurre con la “Sociedad Italo-Cubana de Cultura”, inaugurada el 18 de noviembre de 1934, en parte de una casona ubicada en Trocadero, esquina a Paseo de Martí. No se trataba de una asociación poderosa y solvente, sino de un escaso grupo de estudiantes y profesionales de diversas disciplinas que se reunían en una especie de ático para recibir clases de italiano y conferencias sobre esa civilización, bajo la presidencia de Boza Masvidal.
En noviembre de 1933 es elegido por el Claustro General como Secretario General de la Universidad habanera. Una de sus primeras iniciativas fue impulsar la fundación del Archivo Central, para proteger documentos históricos hasta entonces abandonados. A esta, seguirían las sucesivas fundaciones del Departamento de Información, Publicaciones e Intercambio Cultural, la Revista de la Universidad de la Habana y el Boletín Oficial Universitario. Más allá de estos empeños, lo más apreciable de su labor por esos años es su contribución a la elaboración de textos dedicados a la enseñanza.
Boza, conocedor de la carencia de buenas traducciones de literatura italiana, así como de estudios sobre el tema accesibles a los estudiantes, forja primero unos Estudios de literatura italiana, en espera de que en 1946 saliera de las prensas de la Editorial Selecta el primer tomo de su Historia de la literatura italiana, proyecto que quedó trunco pues nunca pudieron aparecer los dos volúmenes restantes.
En 1952, el gobierno italiano le otorgó la “Orden al Mérito” en el grado de “Commendatore”. Falleció en La Habana el 28 de junio de 1959. Hoy es la figura emblemática del italianismo en Cuba.