Antigua Cámara Clara Universal o Cámara Lúcida. Completa. París, Francia circa 1910



Condition of the lot: Normal (with signs of use)

Antigua Cámara Clara Universal o Cámara Lúcida. Completa. París, Francia circa 1910

Esta antigua Cámara Clara Universal o cámara lúcida, fabricada en París alrededor de 1910 por Pierre Berville, se presenta como un instrumento óptico científico excepcionalmente completo y bien conservado. El conjunto mantiene íntegramente su sólida construcción metálica niquelada, junto con su estuche original revestido de un terciopelo rojo intenso que realza la presencia de cada pieza. Esta cámara lúcida pertenece a los modelos franceses más apreciados por la precisión de sus mecanismos y por la calidad de sus prismas, siendo un ejemplo claro de manufactura técnica de principios del siglo XX. El sistema se fija mediante una robusta abrazadera metálica que permite anclarlo con seguridad a la mesa de trabajo, asegurando estabilidad en el uso prolongado y precisión en la visualización de la imagen proyectada. Los tornillos de ajuste se mantienen firmes y operativos, demostrando la excelente conservación del mecanismo articulado.

La estructura principal está formada por una barra extensible que se despliega suavemente hasta su longitud completa, algo particularmente valioso en los modelos antiguos, ya que no todos conservan intacto el recorrido de extensión. En este caso, la extensión es total y funciona con fluidez. El conjunto incorpora además un sistema articulado de gran calidad que permite orientar el prisma según las necesidades del dibujante. El prisma original mantiene una transparencia limpia y sin velos, signo de un cuidado óptimo a lo largo del tiempo. Resulta especialmente destacable que el estuche conserve la serie completa de lentes suplementarias, todas ellas originales y en muy buen estado, perfectamente alojadas en sus compartimentos de terciopelo. Estas lentes permiten adaptar el instrumento a diferentes distancias focales y usos, lo que convertía este modelo en una herramienta versátil tanto para estudios académicos como para trabajos artísticos precisos.

A lo largo del cuerpo metálico se observa un acabado brillante que conserva el cromado con muy ligeros signos de uso, propios de la edad y que no afectan en absoluto a su funcionamiento. Los mandos de ajuste mantienen los moleteados definidos y permiten regular la altura, la inclinación y la posición lateral con suavidad. El mecanismo de sujeción inferior conserva sus roscas originales, sin holguras y con recorrido completo, lo que facilita la fijación firme sobre distintos grosores de mesa. El estuche exterior, forrado en un material que imita cuero verde, muestra leves señales de uso, pero sigue cerrando correctamente y protege el contenido con eficacia. Su interior en terciopelo rojo está bien conservado y mantiene la forma de los alojamientos, sin hundimientos significativos, lo que indica que el instrumento ha sido guardado siempre con cuidado.

Este conjunto destaca por su integridad, funcionalidad y completitud, algo muy poco frecuente en cámaras lúcidas de esta época, ya que conserva todos sus cristales, su prisma original en excelente estado y un brazo articulado que sigue funcionando con precisión. Su acabado metálico pulido y su estética elegante lo convierten en un instrumento plenamente utilizable y, al mismo tiempo, en una pieza de colección de gran interés histórico, ideal para estudios, bibliotecas o colecciones especializadas en óptica y representación gráfica. Es una oportunidad valiosa para adquirir un instrumento científico auténtico que mantiene todo su carácter original y un nivel de conservación sobresaliente, lo que lo hace especialmente atractivo tanto para exhibición como para uso didáctico. Una cámara lúcida tan completa, estética y operativa rara vez aparece en el mercado y constituye una incorporación excelente para cualquier amante de los instrumentos ópticos antiguos.

Medidas: Largo total máximo extendido: 54 cms. (21,26 in). Estuche : 27,5 cms (10,83 in)

Historia de la Cámara Lúcida

La cámara lúcida fue inventada en 1807 por William Hyde Wollaston, físico y químico británico que hizo importantes contribuciones al estudio de la óptica y la cristalografía. Su invento consistía en un prisma especial capaz de superponer la visión directa del papel con la imagen del modelo o del objeto a representar, permitiendo al dibujante trazar contornos con exactitud sin necesidad de técnicas complejas de perspectiva. El instrumento tuvo un impacto notable en el ámbito académico y científico del siglo XIX, pues facilitó la elaboración de ilustraciones anatómicas, botánicas y geológicas con un nivel de precisión que anteriormente requería una gran pericia manual.

A lo largo del siglo XIX y principios del XX, varios fabricantes europeos perfeccionaron el diseño original. Entre ellos destacaron los talleres franceses y alemanes, que introdujeron sistemas de ajuste más finos y series de lentes intercambiables para adaptar la cámara a diferentes distancias y tamaños de dibujo. En el ámbito de la enseñanza artística, la cámara lúcida fue ampliamente utilizada por academias y escuelas, y desempeñó un papel relevante en la formación de dibujantes y naturalistas. También se convirtió en un instrumento apreciado por viajeros, exploradores y científicos de campo que necesitaban registrar paisajes, monumentos y hallazgos con fidelidad.

Su uso decayó progresivamente con la popularización de la fotografía, aunque nunca llegó a desaparecer del todo. En la actualidad, la cámara lúcida es valorada como un objeto histórico que refleja la evolución de las técnicas de representación antes de la irrupción de los medios fotográficos. Se conserva en museos dedicados a la ciencia, a la óptica y a la historia del dibujo académico. Las piezas completas y con todos sus elementos originales, como esta, son especialmente apreciadas por coleccionistas y estudiosos del instrumental científico de la época.

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