Conmovedor óleo decimonónico que evoca el estilo de Bartolomé Esteban Murillo, con una representación delicada de un niño sentado. La obra muestra una composición intimista, con tonalidades rosadas y ocres, y un tratamiento luminoso característico de la escuela barroca española. Enmarcado en un marco original de oro fino con algunos desperfectos que revelan su antigüedad, el cuadro captura la sensibilidad y la técnica de la pintura española del siglo XIX