El Madrid galdosiano, escenario esencial y común a gran parte de las novelas ejemplares de Galdós, es en Misericordia un espacio físico y emocional que se desmorona. De entre sus ruinas, el escritor va rescatando con cariño —casi página a página— una interminable lista de supervivientes: burgueses miserables como doña Paca y sus hijos (Obdulia y Antoñito) salvados de la indigencia más penosa por una herencia casi surreal, y frente a ellos, en un halo de gloria, miserables mendigos, ciegos que saben ver y criadas.