"""Estas amenas memorias de estilo epigramatico, escritas con perspicacia y un humor acido, nos trasladan a una epoca en la que Kafka era tan popular que la gente estaba dispuesta a pagar por sus libros lo que fuese, y en la que de no haber sido por los libros, habriamos quedado completamente a merced del sexo. Broyard rinde asi homenaje a una bohemia olvidada a traves de las vivencias de un joven avido por encontrar no solo su voz, sino tambien su espacio en un paisaje y un tiempoirrepetibles."""