En plena guerra fria, el presidente en funciones de EE.UU. impulsa el plan Gran Salto, una estrategia comercial que ha de acallar las voces contrarias al presidente ruso Kruschev y consolidarle en una posicion suficientemente estable como para promover la apertura del pais y su democratizacion. Para ello, incita a un reducido grupo de empresarios judios norteamericanos, con una riqueza y un poder enormes, a establecer vinculos comerciales con Rusia.