Dos meses antes de su muerte, el pintor irlandés más importante del siglo XX fue entrevistado
por el fotógrafo Francis Giacobetti. Francis Bacon murió en 1992. Toda su vida estuvo fascinado por
las imágenes fotográficas, y él mismo fue fotografiado una y otra vez (por Cecil Beaton, Bill Brandt,
Richard Avedon, John Deakin, por nombrar sólo los más famosos). Por ello, no es extraño que los
últimos meses de su vida los haya pasado con el fotógrafo francés Francis Giacobetti, mientras éste
tomaba fotos experimentales de él.
En el otoño de 1991 el fotógrafo corso Francis Giacobetti comenzó una extraordinaria serie de retratos
del artista. Fue presentado a Bacon por un fotográfo famoso y amigo cercano del artista Michael Archimbaud.
Los dos se llevaban muy bien. “¿Por qué no me lo has presentado antes?”, dijo Bacon; se reunieron 11 veces
en los siguientes meses. Las extensas sesiones de retrato tuvo lugar en las suites de dos hoteles en Londres
– 11 Cadogan Gardens y Browns – y un estudio alquilado.
Bacon parecía haber avivado la expresividad de Giacobetti, el fotógrafo se inspiró en sus pinturas, y muchos
de los retratos son motivos habituales – carne en un gancho, una sola bombilla – y los colores de la paleta
del artista. Hay trípticos y dípticos, y una secuencia fascinante de la pintura de Bacon.