Primera edición en castellano, 1999, Sudamericana. Traducción de Ernesto Montequín, del original en italiano de la primera edición, 1978, "Il libro dei mostri". Son 155 páginas con unas dimensiones de 21.5 x 14 cm.
El genio del escritor argentino, que escribió buena parte de su obra en italiano, director de la revista literaria Ficción, dramaturgo, genial actor cultural de todas las disciplinas (Aparece representando a Caifaz en la película "El Evangelio según San Mateo" de Pier Paolo Pasolini) es uno de esos escritores que animan a disfrutar de la escritura a otros escritores.
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A tenor del célebre libro de su amigo Jorge Luis Borges, publicado en 1954, en
el que reunía una insólita suma de seres imaginarios, Juan Rodolfo Wilcock nos
presenta aquí un manual, no menos fabuloso, de textos breves, aunque ceñido
a códigos totalmente distintos: los monstruos de Wilcock siempre se contemplan
con una traviesa sonrisa en los labios, que a veces desemboca en carcajada.
Heredero directo del último Flaubert y de Kafka, sus criaturas corresponden al
reino exclusivo del humor negro y la ironía feroz. Así, ya tengan todo el cuerpo
recubierto de espejitos, como Anastomos, o de largas plumas blancas, como
el arquitecto Mano Lasso; padezcan la no menos incómoda peculiaridad de contar
con tres piernas y tres bocas, como el poeta Eher Sugarno; o soporten, como
el asistente social Ilio Collio, unas tetillas de las que mana una especie de
aceite espeso que vuelve su cuerpo extremadamente resbaladizo..., todo este
estrafalario compendio de singularidad física no redime a ninguno de los personajes de la trivialidad cotidiana en la que tan a menudo se mueve la condición
del ser humano. No importa la circunstancia, el absurdo siempre impone su
terca ley; así, el veterinario Lurio Tontino viaja sin rumbo por el cosmos conver -
tido en asteroide, o el doctor en letras Ugo Panda, cuyo cerebro es del tamaño
de una avellana, compone canciones tan celebradas como ininteligibles.