Rodolfo Walsh – Abelardo Castillo – Luisa Valenzuela Cuentos brutales - Cantaro Editores LM

Rodolfo Walsh – Abelardo Castillo – Luisa Valenzuela

Cuentos brutales. Cantaro Editores

Cuentos brutales reúne a tres figuras centrales de la narrativa argentina del siglo veinte en un punto de cruce preciso: el relato como zona de choque, de violencia simbólica y de tensión moral. No se trata aquí de brutalidad gratuita ni de efectismo, sino de una escritura que avanza sobre el lector con la lógica implacable de lo real cuando deja de ser cómodo.

En los cuentos de Rodolfo Walsh aparece la violencia estructural: el abuso de poder, la maquinaria social que aplasta, la injusticia que se filtra en los gestos mínimos. Su prosa, contenida y exacta, convierte lo cotidiano en una escena cargada de amenaza, donde la brutalidad no siempre grita, pero siempre actúa.

Abelardo Castillo introduce una violencia más introspectiva y existencial. Sus relatos se internan en zonas de culpa, deseo, humillación y lucidez extrema. La brutalidad, en su caso, no solo viene de afuera: nace del conflicto interior, del enfrentamiento del sujeto consigo mismo, de decisiones que no admiten marcha atrás.

Luisa Valenzuela aporta una mirada corrosiva y contemporánea, donde el cuerpo, el lenguaje y el poder se entrelazan. Sus cuentos trabajan la violencia desde la distorsión, el desborde y la ironía, poniendo en evidencia las formas sutiles —y no tan sutiles— del sometimiento, especialmente en las relaciones sociales y políticas.

El volumen funciona como una antología de alto impacto, pensada para lectores que buscan literatura exigente, sin concesiones, donde cada texto opera como un golpe seco y preciso. La edición de Cantaro Editores acompaña con sobriedad este conjunto, proponiendo un libro que no suaviza aristas ni busca comodidad, sino que asume la literatura como un acto de confrontación.

Un título relevante para quien se interesa por la narrativa argentina, por el cuento como forma extrema y por una tradición literaria que entiende la brutalidad no como espectáculo, sino como revelación.