A Elena no acababan de gustarle ni las nuevas feministas ni las viejas militantes. Unas y otras parecían tener algo de artificioso, de papel mal aprendido en una comedia que no les pertenecía. Sin embargo, en la encrucijada de la liberación, Elena empezó a vislumbrar las promesas del feminismo, a comprender lo que realmente podía significar para ella. 304 pág