Escrito en 1542, este breve tratado denuncia los abusos, matanzas y crueldades cometidas por los conquistadores españoles contra los pueblos indígenas de América. Bartolomé de las Casas, fraile dominico y testigo de la colonización, expone con dureza la brutalidad del sistema colonial y defiende la humanidad y dignidad de los nativos, apelando a la conciencia del rey Carlos I. La obra es un alegato moral contra la violencia colonial y un testimonio clave del primer pensamiento crítico sobre los derechos humanos en América.