Primera edición en español, Ganeshsa, 2002, Venezuela, rústica, tapa blanda con solapas, perfecto estado. 247 pp., 20.5 x 14 cm. ANEXO CON AFORISMOS DE GURDJIEFF.
Conversaciones en Moscú, Essentuki, Tiflis, Berlín, Londres, París, Nueva York y Chicago, según fueron recordadas por sus alumnos.
INTRODUCCIÓN
Gurdjieff ha llegado a ser muy conocido como pionero de la nueva corriente de pensamiento sobre la situación del hombre, tal como siempre fue impartida a través de las épocas en momentos de transición en la historia de la humanidad.
Un cuarto de siglo después de su muerte, su nombre ha emergido de un cúmulo de rumores y hoy se le reconoce como una gran fuerza espiritual, un hombre que vio claramente la dirección que está tomando la civilización moderna y que se puso a trabajar detrás del escenario para preparar gente en Occidente que descubriese por sí misma, y con el tiempo difundiese entre el género humano, la certidumbre de que Ser es la única realidad indestructible.
El bosquejo de su vida es familiar a los lectores de su Segunda Serie: Encuentros con
Hombres Notables (publicada en español en 1967).
Nacido en 1877 en la frontera de Rusia y Turquía "en circunstancias extrañas, arcaicas, casi bíblicas", su educación de niño lo dejó con muchas preguntas sin contestar y, cuando aún era bastante joven, partió en busca de hombres que hubiesen alcanzado un completo conocimiento de la vida humana. Sus primeros viajes a lugares no identificados del Asia Central y al Medio Oriente duraron veinte años.
A su regreso, comenzó a reunir alumnos en Moscú antes de la primera Guerra Mundial, y continuó su trabajo con un pequeño grupo de seguidores mientras se desplazaba, durante el año de la revolución rusa, a Essentuki en el Cáucaso, y luego a través de Tiflis, Cónstantinopla, Berlín y Londres hasta el Cháteau du Prieuré, cerca de París, donde en 1922 reabrió en mayor escala su Instituto para el Desarrollo Armonioso del Hombre.
Luego de su primera visita a América en 1924, un accidente automovilístico interrumpió el desarrollo de sus planes para el Instituto. De 1924 a 1935 dedicó todas sus energías a escribir. El resto de su vida lo pasó trabajando intensamente, principalmente con alumnos franceses en París, donde murió en 1949, después de terminar los arreglos para la publicación en Nueva York y Londres de su Primera Serie, Relatos de Belcebú a su Nieto.
¿En qué consiste su enseñanza? ¿Es inteligible para todo el mundo?
Él mostró que la evolución del hombre —un tema prominente en el pensamiento científico de su juventud— no puede abordarse a través de las influencias de masas, sino que es el resultado del crecimiento interior individual; que tal apertura interior es la meta de todas las religiones, de todos los Caminos, pero que requiere un conocimiento directo y preciso de los cambios en la calidad de la conciencia interior de cada hombre; un conocimiento que se conservaba en los lugares que él había visitado, pero que sólo se puede adquirir con la ayuda de un guía con experiencia y a través de un prolongado estudio de sí y "un trabajo sobre sí mismo".
Por medio del orden de sus ideas y los ejercicios que él cambiaba a menudo, la comprensión de todos los que se le acercaron se abrió a una nueva impresión: la de la más completa insatisfacción de sí mismos y al mismo tiempo la de la vasta escala de sus posibilidades interiores; de tal manera que ninguno de ellos la pudo olvidar.
El planeamiento de la enseñanza que Gurdjieff ofreció en Relatos de Belcebú tiene que ser buscado dentro del panorama de toda la historia de la cultura humana, desde la creación de la vida en el planeta, a través del surgimiento y la caída de las civilizaciones, hasta la época moderna.