Catequesis sobre el presbiterado y los presbíteros. Juan Pablo II.

Catequesis sobre el presbiterado y los presbíteros. Juan Pablo II. Documentos mc. Ediciones Palabra. Primera edición. 1993.Inmersos en Dios, metidos en el mundo, rodeados de almas, íntimos colaboradores de los obispos, en unidad de consagración y misión sacerdotal, agradecemos la vocación que nos ha concedido el Cielo para esta tarea que llena de alegría toda nuestra vida en la tierra. Te presento la Catequesis del Papa Juan Pablo II sobre El presbiterado y los presbíteros. Reproduzco las dieciocho Audiencias generales de los miércoles en Roma, en las que se ha ocupado de nosotros, desde el 31 de marzo hasta el 29 de septiembre de 1993, cuya versión en español apareció en L'Osservatore Romano. Concluye con un Discurso pronunciado dentro de estas mismas fechas -el 28 de mayo- en uncongreso internacional sobre la «Pastores dabo vobis». «Para responder a los desafíos que plantea la nueva Evangelización, el sacerdote deberá vivir hoy una espiritualidad que se alimente continuamente del servicio desinteresado y apasionado a los hombres, en conformidad con lamisión apostólica recibida» (Discurso, 28-V-1993). Este apostolado que realizamos con nuestro ministerio sacerdotal, tiene su raíz en la unión vital con Dios. Somos partícipes del sacerdocio de Cristo, cada uno alter Christus, hombres de lo sagrado, anunciadores de la palabra de Dios, que, al no ser nuestra, la mostramos como es, sin manipulaciones: expresamos el verdadero contenido de la Revelación. Es el nuestro un ministerio de la palabra que lleva a los Sacramentos y a la vida cristiana. Como punto culminante de nuestra actuación: la Eucaristía. Somos hombres de la Eucaristía y conductores del pueblo para su pleno desarrollo espiritual y eclesial. Ayudamos a cada uno de los fieles a descubrir su propia vocación. Las limitaciones personales y los obstáculos ambientales no impiden nuestra acción. Nos basta la gracia para llevar adelante el pondus crucis. Está suficientemente claro que nuestro camino de santidad lo recorremos con renuncia y lucha ascética…