El todopoderoso (Irving Wallace) - Círculo de Lectores, 1984

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Condition of the lot: Normal (with signs of use)

GÉNERO: Novela de intriga | Thriller || LICENCIA EDITORIAL: Círculo de Lectores (Barcelona, Cataluña, España) || TRADUCCIÓN: Esteban Riambau || CUBIERTA: Carlos Rolando || FORMATO: Geltex (tapa dura con sobrecubierta), 368 pág., 21 x 13,5 cm  || EDICIÓN ORIGINAL: The Almighty (1982), Doubleday, Garden City, Nueva York, Estados Unidos.

La herencia de Edward Armstead es una inmensa fortuna, entre cuyos bienes se encuentra un imperio periodístico que incluye estaciones de radio y televisión, así como una cadena de diarios, entre los que sobresale el Record, que nunca ha podido alcanzar en circulación al New York Times, su más importante competidor en la ciudad de los rascacielos.

El padre de Edward, el magnate de los medios de comunicación Ezra Armstead, le dejó todos sus bienes al morir, pero con una cláusula en lo que se refiere al Record, que es lo que más desea en el mundo el heredero: poder superar la circulación del New York Times al menos por una vez en un lapso de un año. Una vez terminado el plazo sin haber logrado cumplir el objetivo, el periódico tendría que venderse.

No hay duda que el reto es muy grande, pues la diferencia entre la circulación diaria entre un periódico y otro es abismal. Sin embargo, el premio por superar el tiraje del legendario periódico neoyorquino también es muy estimulante; por consiguiente, Edward Armstead acepta el reto y, con ello, se inicia la trama central de El todopoderoso.

Como sea, la novela contiene todo lo que se requiere para una buena historia: intriga, acción, corrupción, sexo, todo muy en el estilo insuperable de un Irving Wallace dueño del escenario. En lo periodístico, especialmente interesante resulta la forma antiética y, sobre todo, enfermiza de querer ganar a cualquier costo informaciones exclusivas que posibiliten que el tiraje del diario alcance niveles de vértigo.

El protagonista de la historia es un hombre normal, pero sus problemas emocionales detonan en el momento en que es puesto a prueba por su propio padre, al que odia profundamente, para poder demostrar que es capaz de superar con el Record la tirada del New York Times.

Hasta antes de ese hecho, Edward Armstead era un tipo frustrado, mediocre, opacado por su poderoso padre, paciente semanal de un psicoanalista con un consultorio ubicado en una zona pobretona del distrito de Manhattan, es decir, nada anormal para el neoyorkino medio.

La prueba para lograr hacerse por completo con el Record es superada con un hecho fortuito que es aprovechado  noticiosamente por Edward Armstead, que realmente demuestra tener madera para ser un buen periodista, si bien la ambición logra trastornarlo por completo. A horas de ser ejecutado, un asesino sanguinario condenado a muerte logra fugarse de su celda en una cárcel de alta seguridad a través de un túnel largamente trabajado por otros reos en su misma condición. En mente lleva el intentar cumplir la amenaza que fue previamente lanzada ante una reportera: matar al fiscal que lo hundió ante el juez. Por supuesto, la información es publicada en exclusiva por el Record y logra superar la marca establecida por New York Times. Prueba superada.

Ahí tendría que haber terminado todo: el Record le ganó en tiraje a su competidor en la ciudad de Nueva York, lo cual anula la cláusula que impedía a Edward Armstead apropiarse por completo de su amado periódico. No obstante, en este momento es cuando apenas comienza la apasionante historia del profesional de la información que se dedica a generar sus propias noticias para darlas a conocer en exclusiva al mundo entero.

La fuga del reo condenado a muerte es apenas el primero de una cadena de sonados éxitos periodísticos armados meticulosamente por la mentalidad cada vez más esquizofrénica de un Edward Armstead que comienza a creerse al pie de la letra el sobrenombre de «El todopoderoso» que le es otorgado por la prestigiada revista Time, que le dedica su portada.

Es innegable que, vista a la luz de la primera mitad de la segunda década del siglo XXI, la novela de Irving Wallace deja ya entrever algunos puntos que resultan anacrónicos. Hoy en día, con las redes sociales de Internet (Facebook, Twitter…) y las plataformas o aplicaciones de mensajería instantánea (WhatsApp, Telegram...),  herramientas de comunicación imprescindibles de nuestros tiempos, sería imposible no enterarse de los acontecimientos que ocurren a nivel global. Sin embargo, es conveniente hacer notar que en 1982 el periodismo, lo mismo que el mundo en general, estaba bastante atrasado en materia de comunicaciones, de tal suerte que tiene sentido que una gran noticia pudiera tardar varias horas –incluso días— en ser dada a conocer, sin que nadie más pudiera enterarse de nada. En la actualidad eso es imposible: cualquier cosa extraordinaria que ocurra es inmediatamente difundida por las redes sociales. Es decir, en la actualidad, otro Edward Armstead muy difícilmente podría volver a surgir en el mundo, ya sea en la vida real o en la ficción; eso sí, siempre habrá alguien que se dé sus mañas y trate de seguir los pasos del personaje central de la novela de Wallace.

Lo único que realmente le importa a Edward Armstead es el Record. Porque ser dueño de ese periódico le va a permitir alcanzar la meta que se ha propuesto: el Poder, con mayúscula. Dispone ya de un grupo de hombres audaces, preparados para cualquier contingencia, acostumbrados a vivir peligrosamente, expertos en toda clase de operaciones y proyectos arriesgados. Hombres que, siempre que les pague bien, harán lo que les ordene, sea lo que sea.

Edward Armstead está ya en situación, no de inventar la noticia, sino de producir el acontecimiento, el suceso que originará esa noticia. Puede convertir la actualidad en algo explosivo, a su servicio. Así, pues, va a imponer su voluntad, ¡a dominar el mundo!

Lo que parecía una misión imposible, el secuestro del presidente del Gobierno de España durante su visita al País Vasco, se llevó a cabo con inexorable precisión. Un éxito completo, destinado a ser solo uno más de una serie de golpes de manos que lanzarán a Edward Armstead a la cumbre.

Sin embargo, ciertos detalles en la «casual» reiteración con que las primicias informativas van a parar al Record despiertan las sospechas de una reportera del propio periódico, Victoria Weston. La chica decide investigar. Y eso la conduce a lo largo de una sucesión de sorpresas y peligros mortales que siempre la están esperando. En París, en Gran Bretaña, en Nueva York…

AUTOR

Irving Wallace (Chicago, Illinois, 1916 - Los Ángeles, California, 1990) fue un escritor estadounidense de gran fama en todo el mundo. Pertenecía a esa raza de escritores expertos en la rentable virtud de conectar con el gusto del lector. Prácticamente todo lo que escribió ―ensayo, novela, cuento o reportaje― alcanzó de modo fulminante ese éxito que obligaba a los editores a editar o reeditar con gratificante regularidad. Varias de sus obras fueron también adaptadas al cine y la televisión.

Irving Wallace realizó sus estudios en Kenosha, Wisconsin, luego en Berkeley y en Los Ángeles. Desde muy joven se dedicó al periodismo y pronto adquirió cierto prestigio por sus artículos y cuentos en los principales periódicos de Estados Unidos. Fue considerado como uno de los más importantes escritores de su país y un novelista de gran talla.

Wallace fue un hombre inquieto e interesado especialmente por conocer paisajes, personas de diferentes países, y por las personalidades extrañas, heterodoxas o marginadas de la historia del mundo. Se alistó en el ejército en el año 1942 y se le destinó a la Primera Unidad Cinematográfica, donde trabajó con el teniente Ronald Reagan. Después le trasladaron al Signal Corps, donde realizó documentales de divulgación popular junto al director Joris Ivens, el coronel Frank Capra y el capitán John Huston. Se licenció en el año 1946. Su interés por los viajes no decreció, como lo demostró en una de sus obras dedicada a su hijo.

Además de sus trabajos periodísticos y sus guiones para cine y televisión, las obras que más dieron fama a Irving Wallace han sido sus novelas, todas ellas traducidas al español, donde combinó investigación y una lectura amena. Aunque a menudo fue despreciado gravemente por los críticos, sus 16 novelas y 17 obras no ficticias vendieron aproximadamente 250 millones de copias en todo el mundo. Estuvo casado y tuvo dos hijos.

En su bibliografía figuran títulos de ventas millonarias en todo el mundo, como las novelas El Premio Nobel, Fan club, Los siete minutos, La 27 esposa, El documento R, La isla de las tres sirenas, La palabra, El informe Chapman, El hombre, El séptimo secreto, La segunda dama, etc., o los reportajes, ensayos y recopilaciones titulados Los siameses, Almanaque de los insólito, Ninfómanas y otras maníacas, Vidas íntimas de gente famosa (en colaboración con Amy y Sylvia Wallace y David Wallechinsky).

Irving Wallace murió el 29 de junio de 1990 a los setenta y cuatro años debido a un cáncer de páncreas que venía padeciendo desde hacía un tiempo atrás.


CÍRCULO DE LECTORES

Círculo de Lectores fue un club de lectura fundado en España el 11 de septiembre de 1962 como iniciativa compartida por la editorial española Vergara —que se retiraría en 1964— y el grupo editorial alemán Bertelsmann. A pesar de que la situación en España desaconsejaba cualquier iniciativa cultural, Reinhard Mohn, presidente de Bertelsmann en aquel momento, aceptó el proyecto, por lo que el club Círculo de Lectores supuso el primer paso en la expansión internacional del grupo editorial fuera del ámbito germano.

El problema más grave que el naciente club hubo de afrontar en un principio fue el deficitario sistema postal existente en España, que además de poseer una red insuficiente no distribuía paquetes que superaran los 300 gramos. De esta forma, Círculo tuvo que implementar un sistema de distribución propio, constituido por una red de agentes encargados de repartir puerta a puerta la revista-catálogo, recoger los pedidos y entregarlos una vez eran recibidos. Consolidado este sistema, la estrategia seguida durante la siguiente década, bajo la dirección de Arnold Schmitt (hasta 1975), fue la de diversificar el catálogo, no solo en la oferta de libros, más centrada en los bestsellers, sino en todo tipo de productos, desde electrodomésticos a muebles. Esta diversificación de actividades, junto con el intento de expansión por América, tuvo como consecuencia un retroceso en el crecimiento empresarial, reflejado en una importante pérdida de socios. Ante esta acumulación de problemas, coincidiendo con la llegada a la dirección de Gerardo Greiner, el club decidió dar marcha atrás, eliminando del catálogo todos los productos no relacionados con libros o discos, en un proceso de reconversión que duró cinco años (1975-1980).

Los años ochenta tuvieron como protagonista al nuevo director, Hans Meinke. Las decisiones que tomó en esta etapa dieron al club su imagen y objetivos definitivos, así como una vocación cultural basada en tres pilares fundamentales: la combinación en el catálogo de títulos comerciales con la publicación de obras y autores de prestigio, aunque no se obtuvieran grandes resultados en las ventas; el cuidado en las ediciones, tanto a nivel de contenido (incorporación de prólogos y estudios críticos a cargo de especialistas) como de forma (calidad material, cultivo de las ediciones ilustradas) y, por último, una labor paralela de difusión cultural.

A finales de la década de los noventa, la compañía llegó a tener más de un millón y medio de socios que recibían mensualmente el catálogo de novedades.

En 2010, año en que el Grupo Planeta adquirió al Grupo Bertelsmann el 50% del accionariado de la sociedad​, el club contaba con una red de más de 5000 agentes repartidos por todo el territorio nacional.

En 2014, Planeta se hizo con el control total de la sociedad, centrada ya desde hacía años en la edición y lectura digital, y el 7 de noviembre de 2019 la editorial anunció el cierre de la red comercial de Círculo de Lectores, su página web y todos sus canales de venta.​ Los ejemplares que no estaban en la Biblioteca Nacional de España se entregaron como cesión.

Su colección «Obras Completas de Círculo de Lectores» es referencia de la literatura en España, comparable en español a la colección francesa de «La Pléiade».

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From 24/05/2012
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