Lo limpio y lo sucio: la higiene del cuerpo desde la Edad Media. Georges Vigarello. ALIANZA Ed. 1991


Shipping from 3,97€

Condition of the lot: Good (just a few signs of use)
Muy buen estado, prácticamente nuevo.

Alianza Editorial, 323 páginas, 20x13 cms Rústica con solapas.

DESCATALOGADÍSIMO.

Obra fundamental para la comprensión de las corrientes higienistas, de la mano de uno de sus grandes estudiosos, Georges Vigarello

Hasta el siglo XVI la higiene personal se asocia a los baños y al agua, y estos tienen un componente lúdico, de fiesta social. Las personas se relacionan en los baños, que son un espacio público que se acerca a la ilegalidad. Son espacios de frontera. Al tiempo que las personas juegan con sus cuerpos allí, los cuerpos tienen un componente peligroso.

A partir de finales del S. XV cambia la percepción de la enfermedad y el contagio como consecuencia de las oleadas de peste. Desde un punto de vista médico, se cree que el contagio se produce a través de la piel. Esta tiene orificios por los que se cuela la enfermedad. Por eso, cuando hay un brote de peste, hay que aislarlo. El agua y los baños pierden ese componente lúdico para considerarse algo peligroso para la salud. El agua y los baños de vapor reblandecen la piel y favorecen, por tanto, la enfermedad. La piel tiene que ser lo más dura y aislante posible. El aseo con se valora negativamente como favorecedor del contagio.

En el siglo XVI se da un desplazamiento de la idea de limpio/limpieza: la limpieza es de la ropa, no del cuerpo. Lo que hoy entendemos como limpieza del cuerpo no solo se consideraba sino, sino hasta se creía nociva.

Al principio, la limpieza era de la ropa exterior, que es la que se ve, pero, poco a poco, la limpieza se centra en la ropa interior, que es la que está en contacto con el cuerpo. Conciben los sudores y humores como sustancias propias de la enfermedad que expulsa el cuerpo. La ropa interior los absorbe. No hay concepto de cuerpo sucio.

La ropa lava sin utilización de agua.

En el siglo XVI surge la figura del cortesano. La limpieza de la ropa interior se convierte en un signo de distinción.

De la ropa interior limpia, se pasa al arte del disimulo y el enmascaramiento. Así entra como costumbre el uso del perfume, que protege de los contagios, que purifica porque disimula.

Mediados siglo XVIII el baño y el agua entran lentamente. Antes el arte del disimulo y el fingimiento por medio del perfume, los polvos y la moda.

avatar etrilles
From 14/11/2017
Spain (Valencia)
Seller registered as a private person.

See more lots about Alianza Ed

See more lots about Georges Vigarello