Pintoresca vieja Europa

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Vistas románticas de ciudades de antaño.

Autor: Rolf Müller

Depòsito Legal: B. 22025-1972

Traducción: Luis Romero Haces

Círculo de Lectores

Primera Edición. 1972

Con la invención de la litografía y del grabado en acero - su aparición tuvo lugar respectivamente en Munich y Londres entre 1796 y 1820- Se vio sorprendida la gente del siglo XIX con una brusca "inundación de estampas". Fueron recibidas con placer; la ge nte se volvió, lie na d e interés y curiosidad, hacia las ñamantes litografías y grabados que aparecían por todos los escaparates de las casas de arte, en forma de libros ilustrados y de cartapacios con grabados. Algunos de estos últimos les proporcionaban con sus "vistas" anheladas nuevas del aspecto del resto del mundo, de otras ciudades, lugares y comarcas. Los que na podían viajar, las contemplaron, estudiaron y comentaron con apasionado d ele ite.

Nos han quedado muchas de estas reproducciones topográficas. Todo lo que parecía reproducible, era litografiado o grabado. La gigantesca cosecha de estampas del siglo XIX sólo nos interesará en pequeña parte, estrictamente limitada por el tema de nuestro libro. Se trata de ciudades y paisajes de la Europa de comienzos y mediados del pasado siglo, de noticias gráficas de las tierras del sur, norte, este y oeste del antiguo continente. Nos podemos imaginar lo solicitadas que eran estas novedades, fruto de una técnica poderosa y atrevida. Claro que ningún grabado podría suplir jamás la ausencia de una realidad vista con los propios ojos, ¿pero qué es lo que podía ver entonces uno mismo? En primer lugar, sólo el entorno en que se desenvolvía la vida de cada persona y, en segundo, los lugares visitados durante algún viaje. El siglo XIX conoció ya la sed de viajar, creciendo ésta a medida que los viajes fueron haciéndose más cómodos y rápidos. El vapor y el tren reemplazaron al velero y a la diligencia. Pero esto tuvo lugar a paso muy lento y los viajes mantuvieron en general su pequeño radlo de acción. SóIo se daban entonces escasos ejemplares de verdaderos conocedores de lejanas tierras, regiones remotas o, incluso, de continentes del todo extraños y todavía semidesconocidos. Para muchas personas solamente estos grabados podían sustituir aquello que les estaba vedado conocer "en realidad". Y los manuales de grabados, reemplazando esa realidad, les hablaban del grandioso aspecto de París, "centro del mundo", de lo imponente de los acantilados de Dover, del grado de inclinación de la famosa torre de Pisa y de ese aspecto, ya tan extraño, que acusaban las indecisas fronteras del viejo continente . El europeo de entonces, "inmóvil" en comparación con nosotros, se interesaba apasionadamente por su continente, por las naciones de Europa, por sus ciudades, paisajes y habitantes.

Hemos llegado con esto al objeto de nuestro libro. Abarca cronológicamente seis decenios del siglo XIX. Su grabado más antiguo se remonta al año 1810, mientras que los últimos dan cuenta ya de sus décadas séptima y octava. Corresponde esto políticamente - visto desde las dos primeras imágenes: Amsterdam (hacia 1810) y Moscú (hacia 1812) - a la Europa inmediatamente posterior al congreso de Viena de 1815. Un vistazo al mapa político de entonces nos permite apreciar de un golpe la multitud de fuerzas en acción en aquel tiempo, tratando de lograr espacio vital e imponiéndose fronteras mutuamente. Al Oeste del continente aparecen los países en la misma forma que conservan en la actualidad: Gran Bretaña e Irlanda, Francia, España y Portugal - todas ellas monarquías en aquel entonces -, asimismo Holanda y Bélgica que constituyeron de 1815 a 1830 un solo reino, y el gran ducado de Luxemburgo. Al norte, los tres reinos escandinavos: Noruega y Suecia asociadas bajo una unión personal y Dinamarca, que se extendía a la sazón muy al sur, hasta las mismas puertas de Hamburgo (Altona era danesa) y hasta la marca de Mecklenburgo. Al este, el gigantesco imperio de los zares se recargaba en la Europa central - Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania eran rusas - y su bastión más occidental (la frontera occidental polaca del congreso de Viena) Se hallaba en el río Warta, a cien kilómetros escasos de Poznan. Al sureste de Europa la ancha cuña del imperio otomano que abarcaba todavía las tierras de la actual Grecia (independizada en 1830), de Bulgaria, Rumania, Yugoslavia y Albania, y decimos "todavía" porque políticamente Turquía Se hallaba ya en pleno ocaso, tras el rechazo en los siglos XVII y XVTII de su ofensiva contra Europa. El congreso de Berlín en 1878 y el final de la guerra europea empujaron sus fronteras aún más hacia allá. Pero en 1815 penetraba "todavía" la sublime puerta en dirección a la Europa central hasta los confines de Croacia.

Características:

Formato : Tapa dura con sorecubiera ilustrada.

Páginas : 192

Peso : 2.,326 gr.

Dimesiones Alto: 40 cm Ancho: 37,5 cm. Grosor: 2,9 cm.

Fotografias adicionales:

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From 03/08/2015
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