HISTORIA Y ANÁLISIS CURATORIAL
Josep Maria de Sucre (1886-1969) operaba desde una libertad creativa absoluta. Mientras sus contemporáneos buscaban la abstracción formal o el realismo social, él se mantuvo fiel a una figuración psicológica y descarnada. Esta obra de madurez muestra cómo la influencia del arte primitivo y la máscara africana —filtros compartidos con Picasso o Modigliani— se pasan por el tamiz de la angustia existencial de la posguerra española. Es Sucre en estado puro: buscando el arquetipo, no el retrato.
El análisis visual revela una paleta inusualmente fresca y vibrante. El fondo está construido con un rayado enérgico de cera color turquesa o verde agua, creando una atmósfera eléctrica. El rostro es una máscara blanca, casi espectral, definida por un contorno grueso en verde oscuro. Los rasgos son mínimos, casi caligráficos: dos barras verticales para los ojos y una línea para la boca. Es una reducción brutalista que dota a la figura de una expresión de asombro o silencio contenido.
Hay una curiosa tensión entre la "alegría" del color de fondo y la solemnidad hierática del personaje. La textura grasa de la cera sobre el cartón aporta una calidad táctil que enriquece la simplicidad aparente del dibujo, convirtiendo la superficie en un campo de batalla matérico.
¿POR QUÉ ESTA PIEZA ES UNA OPORTUNIDAD?
FICHA TÉCNICA