HISTORIA Y ANÁLISIS CURATORIAL
En esta obra, Josep Maria de Sucre (1886-1969) se aleja de la confrontación directa de sus rostros más agresivos para explorar la introspección. La figura aparece envuelta en una suerte de manto o capucha sugerida por trazos negros curvos, remitiendo a la iconografía románica o gótica que tanto fascinaba al artista, pero reinterpretada desde la urgencia del vanguardismo de posguerra.
La paleta está dominada por un fondo magenta y carmín de gran densidad, que contrasta térmicamente con el ocre pálido del rostro. A diferencia de sus figuras de ojos alucinados, aquí el sujeto presenta los ojos cerrados o entornados (dos breves líneas horizontales) y una boca triangular, transmitiendo un estado de silencio o plegaria mística.
Destaca notablemente la composición de la firma. El nombre "De Sucre" corona la parte superior de la obra con una caligrafía gestual y de gran tamaño en color negro. No es un mero autógrafo; se convierte en un elemento plástico estructural que cierra la composición por arriba, equilibrando el peso visual de la figura. Se aprecian toques de amarillo y naranja a la izquierda que rompen la monocromía, demostrando el conocimiento intuitivo del color que Sucre poseía incluso en su ceguera parcial.
¿POR QUÉ ESTA PIEZA ES UNA OPORTUNIDAD?
FICHA TÉCNICA