Grabado a la punta seca representativo de su etapa más surrealista y barroca. Probablemente es una obra de la decada de los 50, cuando recibe la influencia más fuerte de las nuevas corrientes rupturistas encabezadas desde los años 30 y 40 por Miró. Magnífico grabado figurativo con mucha carga surrealista; corriente que influye mucho en su evolución hacia la abstracción de su última etapa. Se discute si reconoce la influencia y admiración de Miró ya en los años 50; como así reconocerá en las posteriores décadas junto a la admiración por Picasso y Klee. Lo que si parece evidente es que respecto a Joan Miró le separaba una enfrentada ideología política que con el tiempo se fue esfumando.