Catania, Sicilia, dieciséis años. Un diario, el descubrimiento de un mundo nuevo y diferente: el propio cuerpo de adolescente, un viaje, una búsqueda. El deseo de aferrar ese sentimiento que es el amor, inaprensible, inalcanzable. La ilusión de encontrarlo en muchas camas, en muchos cuerpos. La ingenuidad, el secreto, el dolor, la humillación. Dieciséis años. Para Melissa todo comienza con su primera vez: allí comprende (o se ilusiona con comprender) que los hombres no desean saborear la esencia, no son capaces de amar prescindiendo del cuerpo. Por eso lo concede a quien lo pida, por eso se entrega esperanzada de que alguien, mirándola a los ojos, se dé cuenta de su sed de amor.