En el año 1982, el papa Calixto IV se encuentra en su lecho de muerte, lo que desata una lucha de intereses inconfesables por su sucesión. Paralelamente, en Nueva York, una serie de asesinatos de religiosos, entre ellos sor Valentine, sacuden la ciudad. El padre de Valentine, un poderoso hombre de negocios, encarga a su hijo Ben, un ex jesuita con conocimiento de la Iglesia, la investigación del crimen. Ben se verá amenazado y presionado para abandonar el caso, descubriendo una siniestra conspiración liderada por los Assassini, un grupo de clérigos violentos y fanáticos que conocen los secretos más recónditos del Vaticano, dispuestos a todo para proteger sus tenebrosas maquinaciones.