Cenicienta no quería ser Cenicienta. Su madrastra la obligaba a trabajar sin descanso y apenas le quedaba tiempo para estudiar. A pesar de todo, consiguió hacerse ingeniera y partió, dispuesta a comenzar una nueva vida. Pero nada más salir, un príncipe vestido de motero irrumpió en su camino. Los cuentos de toda la vida se desarrollan ahora en el mundo que nosotros conocemos.