Claude Gueux es un ladrón reincidente condenado a una dura pena. El 7 de noviembre de 1831, mata al director de los talleres de su prisión. Este crimen lo lleva al patíbulo: es guillotinado en junio de 1832. De este hecho, Hugo destaca el carácter ejemplar: la miseria y el sufrimiento han transformado a un individuo pacífico y filántropo en asesino; la justicia, ciega e implacable, lo ha condenado a la pena capital. Este texto, si bien confirma el compromiso del escritor contra la pena de muerte, también denuncia violentamente una sociedad cuyo sistema judicial y penal es contrario a toda idea de progreso social.