Ambientada en el siglo VII, la novela de Bragg recrea la historia de Bega, una joven princesa irlandesa que huye a Gran Bretaña tras el asesinato del hombre con el que iba a casarse y se dedica a difundir la fe cristiana. Esta dramática historia da vida a una tierra de reyes guerreros, cristianos y paganos, y tribus divididas por la lengua y la cultura, iluminando un período poco conocido pero crítico de la historia británica.