En la vida de Ruth, no hay espacio para nadie más, ni siquiera para ella misma. Se dedica a cuidar de su casa, sus hermanos adultos y su padre, cuya memoria no es la mejor. Trabaja en un centro de día para personas mayores, donde asume no solo sus responsabilidades, sino también las de su jefa. Su única vía de escape son las reuniones ocasionales con sus amigas y los sábados con un amigo especial que le hace hermosos 'diseños de interiores'. Marcos vive un cúmulo de experiencias y viajes. Imprevisible, impaciente y visceral, hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Después de varios años sin rumbo fijo, decide regresar a España, su país natal. La falta de planificación y la búsqueda de comodidad lo llevan a vivir en casa de su madre, una mujer obsesionada con las telenovelas. De niños, fueron los mejores amigos y los peores enemigos, pero el destino los separó. Ahora, se reencuentran y todo sigue igual, aunque a la vez todo ha cambiado.