En diciembre de 1840, casi un cuarto de siglo después de su muerte, los restos de Napoleón Bonaparte son trasladados a París. Entre la multitud que sigue el féretro, se encuentra un hombre vestido con el uniforme de mariscal de la antigua guardia imperial. Este hombre ha vivido la Revolución Francesa, conoce las intrigas de los salones parisinos y ha participado en veinticuatro campañas, desde el desierto de Egipto hasta las estepas rusas. Estuvo en Waterloo, donde todo terminó. Sin embargo, Jean-Dominique Larrey no era un soldado, sino un cirujano que salvó a miles de personas, tanto amigos como enemigos, impulsado por una culpa imborrable. Esta es la edición de bolsillo de la novela 'Der Schatten des Kaisers'.