Ambientada en un barrio obrero de Brooklyn en 1947, esta conmovedora historia gira en torno a dos de los personajes más entrañables de los últimos tiempos: un niño católico irlandés de 11 años llamado Michael Devlin y el rabino Judah Hirsch, un refugiado de Praga. Una historia sobre la amistad y el entendimiento mutuo en tiempos difíciles.