En su novela, Andrea Winkler presenta a una mujer que intenta recordar once veces. Sufre por la pérdida de un ser querido, una herida profunda y una despedida que nunca ocurrió. Esta conmoción y el miedo a perderse a sí misma se convierten en el motor de sus recuerdos, que permanecen de los encuentros. Ya sea que se detenga en un parque, camine por una calle o se siente en un columpio, siempre habla con el ausente, como si todavía estuviera aquí y la historia de su amor pudiera comenzar de nuevo.