En 1976, un misterioso virus estalló en Zaire. El médico estadounidense William T. Close trabajó desesperadamente para contener el brote. Atormentado por esta desgarradora crisis, el Dr. Close se sintió obligado a honrar la memoria de la valiente gente que conoció y perdió. Esta es su novela aterradora y completamente auténtica que comienza con un asesino invisible. Ataca sin previo aviso: una enfermedad letal sin nombre... y sin cura. En una misión católica en Yambuku, una aldea remota a sesenta millas al sur del río Ébola, el maestro local Mabalo Lokela visita la clínica con una fiebre alta. La hermana Lucie, una monja y enfermera flamenca, le pone una inyección de un fármaco antipalúdico, limpia la jeringa y espera a su próximo paciente. En cuestión de días, Mabalo está muerto. Pronto, otros enferman. Menos de tres semanas después, el virus también se cobra la vida de la hermana Lucie. Estalla el pánico, pero cuando los aldeanos intentan huir, todos los caminos que conducen fuera de Yambuku están cerrados, obligando a los moribundos a regresar. Y como la única radio que conecta la misión con el mundo exterior sólo trae malas noticias, las valientes monjas y el personal médico que quedan no tienen más remedio que rezar, ¿y sobrevivirán el tiempo suficiente para que llegue la ayuda?