Érase una vez un campesino del Valle de Bas que no era ni bueno ni malo. Todos sabían que era inofensivo y tenía buenas costumbres, pero nadie ignoraba su gran defecto: no sabía resistirse a robar todo lo que veía. Él no se sentía culpable, porque creía que tan solo aprovechaba lo que de otra manera se hubiera perdido. Una noche oscura como la boca de lobo, sin embargo, el campesino encontró un cordero y decidió llevárselo a su corral. De repente, cuando estaba pasando por encima de un puente, el animal se convirtió en demonio y una voz misteriosa lo obligó a hacer una difícil promesa para salvar la vida. El cuento del cordero perdido ha sido considerado un texto que, a partir de unas ilustraciones impactantes y un mensaje profundo explicado con un lenguaje lleno de ironía, expone unos valores que son vigentes hoy en día.