El Espíritu de Dios se llama «santo» porque da vitalidad a esta vida, no porque esté alejado y no tenga nada que ver con ella. En esta obra, Jürgen Moltmann resalta la unidad entre la experiencia de Dios y la experiencia de la vida, explorando la experiencia histórica y trinitaria del Espíritu, la liberación, justificación, renacer y santificación de la vida. También aborda las fuerzas carismáticas, la teología de la experiencia mística y la comunión del Espíritu.